lunes, 18 de julio de 2011

te cala hasta los huesos, como esa lluvia fina de los meses de verano, que parece que no pero empapa, te machaca los músculos como sesiones de entrenamiento extremas y para el corazón es peor que cualquier atracción de feria, es como esos golpecitos que te das a veces contra la esquinita de la mesa con el meñique, duele, intensamente y parece que no se te va a pasar nunca, pero cuando pasa ya ni te acuerdas, el problema es cuando te das una y otra vez, si no es contra la mesa, es contra el mueble de la cocina, o contra la estantería que tiene vuestras fotos en el salón, es eso de quedarse sin respiración cuando oyes su risa através del teléfono, o como deja de girar el mundo cuando dobla la esquina y se marcha, mientras tu simplemente esperas a que vuelva, o a que se gire para dedicarte el último rayito de sol del día...

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